martes, 9 de septiembre de 2014

Escritores sobresalientes de El Salvador


Vicente Alberto Masferrer Mónico
 Fue un maestro, filósofo, periodista, ensayista, poeta y político salvadoreño de  Usulután y fallecido en el exilio el 4 de septiembre de 1932 en Tegucigalpa, Honduras. Escritor que marca con sus letras toda una época de la literatura salvadoreña a través de la definición de su pensamiento inclinado a la defensa de los más desposeídos y de denuncia social.
Nació en una población del oriente de El Salvador, de origen pipil y dominado posteriormente por los lencas. Su educación fue autodidáctica en combinación con educación formal. Su gusto por la lectura le llevó a escoger la docencia como carrera. Al respecto, Arturo Ambrogi expresaba que "pocas veces he visto un lector tan tremendo como Alberto".
Entre 1928 y 1930 fundó y dirigió el periódico Patria, en el cual hacía denuncia social y abogaba por la justicia para con los más necesitados en el marco de la pobreza generalizada del país. Trabajó diarios y revistas nacionales e internacionales, fue redactor de los diarios El Chileno y El Mercurio, de Santiago de Chile; el semanario La Reforma, diario Los obreros unidos; en las revistas La República de Centroamérica, Actualidades, Bibliográfica Científico-Literaria, El Simiente y otros.
Inició su carrera política siendo cónsul de El Salvador en Argentina (1901), Chile (1902), Costa Rica (1907) y Bélgica (1910), así como en la Corte Internacional de Justicia en 1912;4 además se desempeñó como archivero de la contaduría mayor de la nación, redactor y director del Diario Oficial (1892), Secretario del Instituto Nacional (1990) y Asesor del Ministerio de Instrucción Pública (1916). Bajo la premisa fundamental de la lucha pacífica por los derechos de cada individuo, se convirtió en el ideólogo y director de la campaña política que en 1930 llevó a la presidencia al ingeniero Arturo Araujo. Ese mismo año fue electo como diputado nacional, separándose políticamente del presidente y de sus posturas.
Como maestro y escritor Ejerció la docencia en Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica, Chile y Argentina, siendo bautizado como "maestro y director de multitudes" por Claudia Lars.
Como escritor, su obra se caracterizó fundamentalmente por tratar temas sociales, exigiendo un mínimo de derechos para cada persona, dignificando al ser humano a través del uso de palabras fundamentalmente duras, polemizando sobre las costumbres socialmente aceptadas. Utilizó ocasionalmente el seudónimo "Lutrin"
Tras su derrota política y moral por el estallido de la violencia que trató de contener, se exilió en Honduras, donde falleció víctima de su endeble salud y por parada cardiorrespiratoria. Durante toda su vida adoleció de diversas enfermedades como tuberculosis, sífilis, severas neumonías y una serie de serios accidentes cardiovasculares los cuales lo dejaron postrado en una silla de ruedas por periodos cortos en más que numerosas ocasiones, pasando casi la mitad de su vida en una de ellas. Los detalles escabrosos de su muerte son desconocidos puesto que falleció en soledad.Por este mismo motivo, se ha levantado un debate acerca del sitio de su muerte, pudiendo encontrar minoritariamente fuentes que afirman que falleció en San Salvador.
En homenaje a Masferrer, existen diversas escuelas, universidades, plazas y monumentos que llevan su nombre, honrándole a nivel oficial y reconociendo su fuerte influencia sobre las generaciones de educandos y literatos nacionales. Además, por decreto legislativo del 30 de agosto de 1949, la tumba de Masferrer se considera monumento nacional.
Colección de algunas obras
Pese a la prolífera publicación de ensayos y escritos aislados, las obras completas publicadas por Masferrer son:
  • Niñerías (1985)
  • ¿Qué debemos saber? (ensayo epistolar, 1913)
  • Leer y escribir (ensayo sociológico, 1915)
  • Una vida en el cine (1922)
  • Ensayo sobre el destino (1925)
  • Las siete cuerdas de la lira (ensayo filosófico, 1926)
  • El dinero maldito (ensayo moral, 1927)
  • Helios (ensayo, 1928)
  • La religión universal (ensayo, 1928)
  • El minimum vital (ensayo político-social, 1929)
  • Estudios y figuraciones de la vida de Jesús (ensayo filosófico, 1930)
  • El rosal deshojado (versos publicados póstumamente en 1935)
  • Prosas escogidas (prosas publicadas póstumamente en 1968)

Alfredo fue el segundo de un total de nueve hermanos y hermanas: Rubén (1899) y él nacieron en la cabecera departamental de Ahuachapán, mientras que Miguel Ángel, Hortensia, Aracely, Alfonso, Zelmira y Adalberto vinieron al mundo en la ciudad de Santa Ana.  Desde 1909 hasta 1914 realizó sus primeros estudios en la casa familiar y en el Liceo Santaneco, dirigido por Salvador Vides. En 1915, la familia se traslada a San Salvador. Testimonios de amigos y familiares recuerdan al adolescente modesto y sencillo, de temperamento apacible y hasta retraído, fino humorista en la intimidad y poseedor de una pasmosa memoria, que le permitía repetir verbalmente libros completos. 

Además, en secuencia de la tradición familiar, escribía versos, los que mostraba a sus parientes cercanos, cuyas reacciones favorables le producían estados de timidez tales, que se pasaba días enteros escondidos en los rincones de la casa. Se inclinó desde muy joven también por el cultivo de la música, la pintura, la caricatura, el cuento de hadas y la redacción de sainetes -uno de los cuales fue escenificado en San Salvador, en agosto de 1928, por la Escuela de Declamación y Prácticas Escénicas, dirigida por Gerardo de Nieva-. Miembro del grupo de intelectuales conocido como La peña literaria, fue amigo de jóvenes escritores como Salarrué, Quino Caso, Julio Enrique Ávila, Francisco Miranda Ruano, Lilian Serpas, Juan Ulloa y otros más, todos miembros de la pujante y renovadora intelectualidad salvadoreña de ese momento. 

Fue colaborador de las publicaciones periódicas Lumen, Opinión estudiantil -órgano universitario del que fue también secretario- y Jueves de Excélsior (México), al igual que de los periódicos nacionales La Prensa, Diario Latino, Queremos, Patria y Diario del Salvador. En 1920 se inscribió en la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador -localizada por entonces en el costado poniente de la Catedral Metropolitana- y tomó parte en una revuelta estudiantil para evitar el alza en los precios de los pasajes de tranvía, incidente en el que muchos de estos aparatos resultaron incendiados por cócteles Molotov.

Se doctoró en la mañana del sábado 12 de marzo de 1927, cuando defendió en el ahora desaparecido Paraninfo una tesis titulada Sociología estética, publicada un mes más tarde, por entregas, en la revista capitalina Pareceres. Con Casimiro Orellana, uno de sus compañeros de carrera, abrieron un bufete en la ciudad capital, el cual resultó ser un negocio de pocas rentas, debido a la negativa de sus fundadores para cobrar tarifas altas y menos a personas de escasos recursos. En su casa, estudios, trabajo y en sus reuniones, siempre fue visto ataviado con sus trajes completos y con sus lentes redondos, al estilo de los del actor estadounidense Harold Lloyd, una de las grandes estrellas del cine mudo de las primeras décadas del siglo XX. 

En los últimos años de su vida, la negativa de su padre y madre para consentir su casamiento con ciertas jóvenes lo condujo a constantes desequilibrios emocionales y amorosos. Para mitigarlos, se entregó a largos ratos de bohemia, que lo llevaban a realizar extensas visitas a bares y prostíbulos de la capital salvadoreña. 
Fue durante una de estas crisis alcohólicas que él mismo puso fin a su vida, en la madrugada del jueves 24 de mayo de 1928, en su cuarto de la casa familiar, ubicada en el costado norte del Cuartel de Infantería (ahora Mercado ExCuartel), en el centro de la capital salvadoreña. 

Los rumores de la población y de sus amistades divulgaron varias versiones acerca de su acto suicida, pues mientras unas aseguraban que se ahorcó con su propio cinturón en la cabecera de su cama, otras afirmaban que ella se produjo por envenenamiento o por ingestión de una sobredosis de somníferos. Lo único cierto fue que no hubo ningún tipo de servicio religioso para los restos del malogrado poeta, lo que revelaba la típica actitud eclesiástica para los que atentan contra su vida. 

Sepultados primero en el Cementerio General capitalino -donde los discursos de estilo corrieron a cargo del doctor y escritor Julio Enrique Ávila y los entonces bachilleres Manuel F. Chavarría y Rafael Vásquez-, desde hace unos años los restos de Espino fueron trasladados a la Cripta de los Poetas, en el camposanto privado Jardines del Recuerdo, al sur de la ciudad de San Salvador. Su padre de origen irlandés y su madre salvadoreña,  le confiaron sus primeros estudios a una reconocida educadora. Posteriormente los continuó en la ciudad de Santa Ana. A la edad de veinte años publicó sus primeros poemas y luego se radicó en Nueva York donde contrajo matrimonio en 1923. Vivió algunos años en Costa Rica, México y Guatemala,  y sólo hasta 1946 ya separada de su marido, regresó a su país donde vivió hasta su muerte ocurrida en 1974.

Recibió numerosas distinciones y antes de su muerte le fue concedido el  doctorado Honoris Causa por la Universidad José Simeón Cañas. Su obra, caracterizada por el dominio de la métrica, la profundidad en la expresión de sus sentimientos y la pureza del lenguaje, la convierten en una de las grandes exponentes del panorama poético hispanoamericano. «Estrellas en el Pozo» en 1934, «Romances de Norte y Sur» en 1946, «Donde llegan los pasos» en 1953,  «Sobre el Angel y el Hombre» en 1962, «Del fino Amanecer» en 1964 y «Poesía Última» en 1972, hacen parte de su excelente producción literaria. Aunque su formación literaria fue autodidacta, realizó estudios académicos en el Liceo Salvadoreño, el Instituto Nacional y la Academia de Comercio. 
 Estudió en la Corcoran School of Arts de Washington D.C. entre 1916 y 1919, fecha en que regresó a El Salvador.

En 1922 se casó con la pintora salvadoreña Zélie Lardé, con quien procreó tres hijas que también se dedicaron a las artes plásticas: Olga, Aída y Maya. A finales de los años veinte trabajó como jefe de redacción en el periódico Patria, del escritor y filósofo salvadoreño Alberto Masferrer. En ese periódico comenzó a publicar una de sus obras más queridas e importantes en El Salvador: Cuentos de cipotes, como "relleno" para las páginas en las que quedaban espacios en blanco; sólo se publicarían en forma de libro más de treinta años después, en 1961, a instancias del poeta, historiador y editor Italo López Vallecillos. Su casa, recuperada en 2003 por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de El Salvador (CONCULTURA), actualmente alberga La Casa del Escritor, un proyecto de formación de escritores jóvenes.

En 1922 se casó con la pintora salvadoreña Zélie Lardé, con quien procreó tres hijas que también se dedicaron a las artes plásticas: Olga, Aída y Maya. A finales de los años veinte trabajó como jefe de redacción en el periódico Patria, del escritor y filósofo salvadoreño Alberto Masferrer. En ese periódico comenzó a publicar una de sus obras más queridas e importantes en El Salvador: Cuentos de cipotes, como "relleno" para las páginas en las que quedaban espacios en blanco; sólo se publicarían en forma de libro más de treinta años después, en 1961, a instancias del poeta, historiador y editor Italo López Vallecillos. Su casa, recuperada en 2003 por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de El Salvador (CONCULTURA), actualmente alberga La Casa del Escritor, un proyecto de formación de escritores jóvenes. El Poeta, pintor y escritor, ha sido considerado el máximo exponente de la narrativa cuzcatleca, entre quienes se cuentan como principales antecesores suyos a Francisco Herrera Velado, Arturo Ambrogi y José María Peralta Lagos. Salarrué fue uno de los fundadores de la nueva corriente narrativa latinoamericana. En sus "Cuentos de Barro" y "Cuentos de Cipotes", logra una plena identificación con el mundo campesino, nunca antes advertidas en los autores salvadoreños.


Escribió algo de poesía, pero especialmente se destacó por sus fábulas, excelentes creaciones por su acierto y espontaneidad. Hasta antes de David Escobar Galindo fue el único fabulista salvadoreño. Su único libro “Fábulas”, publicado por primera vez en 1942, es muy popular.


ALFREDO ESPINO
Mejor conocido como Alfredo Espino, fue un poeta salvadoreño. Nació en el Departamento de Ahuachapán, zona occidental de El Salvador, en el año de 1900. Hijo de Enriqueta Najarro de Espino, y Alfonso Espino, poeta, creció en un hogar que respiraba poesía y amor al arte, su hermano Miguel Ángel Espino que también creció para volverse artista de la pluma pero en la rama de la prosa.
Ingresó a la Universidad de El Salvador en el año de 1920, inscribiéndose en la Jurisprudencia durante su instancia en la Ciudad Universitaria, fue parte de tantas actividades dentro de la misma inclusive de manifestaciones hechas por estudiantes para evitar el alza de los precios de pasaje en tranvía.
Los últimos años de su vida se volvieron muy adversos, la negativa de sus padres para consentir su casamiento con ciertas jóvenes lo condujo a constantes desequilibrios emocionales y amorosos. Para mitigarlos, se entregó a largos ratos de bohemia, en bares y burdeles de la Capital Salvadoreña.
Fue durante una de estas crisis alcohólicas que él mismo puso fin a su vida, en la madrugada del 24 de mayo de 1928 en la ciudad de San Salvador.
Sepultados primero en el Cementerio General capitalino -donde los discursos de estilo corrieron a cargo del doctor y escritor Julio Enrique Ávila y los entonces bachilleres Manuel F. Chavarría y Rafael Vásquez-, desde hace unos años los restos de Espino fueron trasladados a la Cripta de los Poetas, en el camposanto privado Jardines del Recuerdo, al sur de la ciudad de San Salvador.
Su único libro es Jícaras Tristes, recopilación de 96 poemas, publicada postumámente gracias a varios amigos y bajo el visto bueno de Alberto Masferrer, es uno de los libros más editados en su país; su autor es de los más leídos y comentados pero no estudiado o analizado en su expresión.
Tiene una poética delicada, buscó plasmar su terruño con una visión lírica; la que presentó con un estilo sencillo, fácil de captar, por lo tanto, sin complicaciones formales; escribió sonetos, romances y versos libres.


Claudia Lars
Claudia Lars, seudónimo literario de la poeta salvadoreña Margarita del Carmen Brannon Vega, nació en 1899  en la ciudad de Armenia,  Sonsonate.
La poeta salvadoreña Carmen González Huguet, autora de la ponencia sobre Claudia Lars en el 2° Simposio de Literatura Centroamericana realizado en Tegucigalpa en agosto de 2002, ha contribuido con todos los textos que aparecen en esta página. Su interés ha hecho posible que los lectores tengan la oportunidad de conocer una amplia muestra de la obra poética de Claudia Lars.
Estrellas en el Pozo, (1934).
Romances de Norte y Sur, (1946).
Donde Llegan los pasos, (1953).
Fábula de una Verdad, (1959).
Tierra de Infancia, (1959).
Presencia en el Tiempo, (1960).
Girasol, (1961).
Sobre el ángel y el hombre, (1962).
Del fino Amanecer, (1964).
Nuestro pulsante mundo (apuntes sobre una nueva edad), (1969).
Poesía última, (1972).

Salarrué"
Salvador  Efraín Salazar Arrué, también conocido por el seudónimo "Salarrué", es un escritor y pintor salvadoreño. Nació en Sonsonate el 22 de octubre de 1899 y murió en Los Planes de Renderos (San Salvador) el 27 de noviembre de 1975. Se trasladó a la capital en 1907, donde a partir de 1909 aparecieron prosas suyas en el “Diario del Salvador”.

Las obras publicadas de Salarrué son: El Cristo negro (novela, 1926), El señor de La Burbuja (novela, 1927), O'Yarkandal (cuento, 1929), Remontando el Uluán (cuento, 1932), Cuentos de barro (cuento, 1934), Conjeturas en la Penumbra (1934),  El libro desnudo (relato, 1936), Eso y más (cuento, 1940), Cuentos de cipotes (1943 en edición parcial, 1961 en edición completa), Trasmallo (cuento, 1954), La espada y otras narraciones (cuento, 1960), Vilanos (1969),  La sed de Sling Bader (novela, 1971), Catleya luna (novela, 1974) y Mundo nomasito (poesía, 1975). y los populares Cuentos de Barro (1933) y Cuentos de Cipotes (1945). Las primeras ediciones de Cuentos de cipotes fueron ilustradas por su esposa, Zélie Lardé, y las siguientes por su hija Maya. Algunas ediciones de Cuentos de barro tienen ilustraciones hechas ad hoc por el pintor salvadoreño José Mejía Vides.


Francisco Gavidia
Francisco Antonio Gavidia Guandique nació en la ciudad de San Miguel, un 29 de diciembre entre 1863 y 1865. Poeta, cuentista, dramaturgo, historiador, musicólogo, ensayista, pedagogo, filósofo, politólogo, periodista, orador, crítico literario y traductor. Es uno de los más altos representantes de la cultura nacional y su obra alcanza dimensiones enciclopédicas, ya que casi abarca todos los ámbitos del Humanismo.

Colaborador literario y político de revistas y periódicos de América y Europa, fue fundador de la Academia de Ciencias y Bellas Artes de San Salvador (20 de mayo de 1888), del periódico de los jueves El semanario noticioso (1888), del club La evolución (de tendencia parlamentaria, 1890) y del Partido Parlamentarista (1895).

Fue director del diario La prensa libre (San José, Costa Rica, 1891-1892, periódico aún existente), corredactor de El bien público (Quezaltenango, 1892-1894) y autor del folleto Los emigrados (San José de Costa Rica, s. f.), fungió como redactor del Diario oficial (1894), director de Educación Pública Primaria (1896) y ministro de Instrucción Pública (1898).

Catedrático de la Universidad de El Salvador (que lo nombró Doctor Honoris Causa, en 1941), fundador del Ateneo de El Salvador (1912) y de las Academias Salvadoreñas de la Historia (febrero de 1925) y de la Lengua (en septiembre de 1952, fue nombrado director honorario de esta última institución cultural, en la que ocupó la silla G).

Director titular (1906-1919) y honorario de la Biblioteca Nacional, catedrático de la Escuela Normal de Señoritas (1890), del Instituto Nacional de Varones (después INFRAMEN) y de la Universidad de El Salvador, que, posteriormente, lo nombra Doctor Honoris Causa. Además, fue miembro de la Comisión de Cooperación Intelectual de El Salvador —dependencia de la Sociedad de Naciones, antecedente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU, 1948) , del Comité de Investigaciones Folklóricas y Arte Típico Nacional (1943), vinculado con el Ministerio de Instrucción Pública

Algunas de sus obras, publicadas en limitadas ediciones, son: Poesía (cuadernillo poético, San Miguel, 1877), Versos (1884); Ursino (drama, 1887); Júpiter (drama, 1895); Estudio y resumen del `Discurso sobre el Método' de Descartes (1901); Tradiciones (sobre la obra homónima de Ricardo Palma, 1901); Conde de San Salvador o el Dios de Las Casas (novela, 1901) y El cancionero del siglo XIX (¿1929-1930?), formado por traducciones de fragmentos de famosas composiciones operéticas en francés, inglés, italiano y alemán.

También son de su autoría 1814 (ensayo histórico, 1905); Obras (tomo I, de gran formato, 1913); Cuentos y narraciones (1931); Héspero (teatro, 1931); Discursos, estudios y conferencias (1941); La princesa Citalá (teatro, 1946); Cuento de marinos (narración en verso, 1947) y Sóteer o Tierra de preseas (poema épico, 1949), quizá su obra maestra. En 1961, la Dirección General de Publicaciones del Ministerio de Educación publicó una Antología de sus poemas, prologada por Luis Gallegos Valdés.

Entre 1958 y 1969, el conocimiento de su vida y obra se vio favorecido con la publicación de varios ensayos y trabajos investigativos, entre los que se destacan Gavidia, el amigo de Darío (de José Salvador Guandique, dos tomos), Gavidia y Darío: semilla y floración del mo-dernismo (de Cristóbal Humberto Ibarra), Gavidia: poesía, literatura, humanismo (de Mario Hernández Aguirre), Gavidia, entre raras fuerzas étnicas (de Juan Felipe Toruño), Francisco Gavidia, la odisea de su genio (de Roberto Armijo y José Napoleón Rodríguez Ruiz, dos tomos. Esta obra obtuvo el primer premio del Certamen Nacional de Cultura, 1965) y Magnificencia espiritual de Francisco Gavidia (trabajo biográfico redactado por su nieto, José Mata Gavidia).

Como fruto de los trabajos compilatorios de Mata Gavidia y Cañas-Dinarte, la bibliografía gavidiana se ha visto incrementada con la publicación de Obras completas (poesía, San Salvador, Dirección de Publicaciones del Ministerio de Educación, tomos I y II, 1974 y 1976) y la próxima aparición de Teatro (San Salvador, Dirección de Publicaciones e Impresos-CONCULTURA, en prensa).

La más extensa bibliografía y hemerografía gavidianas fue reunida por Víctor René Marroquín y divulgada por la revista Anaqueles (Biblioteca Nacional, San Salvador, 1970). Durante las últimas tres décadas del siglo XX, su autor actualizó esos listados y escribió un libro, aún inédito. 

León Sigüenza
Nació en Cojutepeque el 31 de octubre de 1895 y murió el 27 de mayo de 1942. Sus padres fueron el doctor Antonio Sigüenza y doña Margarita Mineros de Sigüenza. Hizo sus estudios de secundaria a partir de 1910 en el Instituto Municipal de San Salvador.
Fue electo regidor municipal y alcalde de su ciudad natal en varias ocasiones. 

Se le considera parte de la “Generación Comprometida” (1950) y miembro del “Grupo Octubre”. Su obra se compone de poemas sueltos: “Preludio de la hora presente”, “Tiempo de recordar”, “Deja que crezca el fuego”, “Canción del despertar de la maestra” y “Ruth”.

Miguel Ángel Espino
Miguel Ángel Espino fue un escritor, periodista y abogado salvadoreño.
Nació Santa Ana  el 17 de diciembre de 1902  y murió en México D.F., el 1 de octubre de 1967.en el seno de una familia de literatos, fue hermano del joven poeta lírico Alfredo Espino, autor de la antología Jícaras Tristes y su abuelo materno don Antonio Najarro (1850-1890), publicó la obra poética Ecos del Alma. Se casó con doña María Luisa Nieto.
Durante los años 20, trabajó como periodista en los diarios de la época: Diario Latino y La Prensa. Él ingresó a la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador en 1921; en 1927 viaja a México, para trabajar en la Delegación Diplomática de su país, allí habría de culminar su doctorado en Jurisprudencia en la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM en 1928.
Se dedicó a la narrativa, desde su juventud. A los 17 años publicó Mitología de Cuscatlán, recopilación de antiguas leyendas indígenas. Además publicó una colección de cuentos titulada Como Cantan Allá (1926). Publicó también dos novelas: Trenes(1940) y Hombres Contra la Muerte (1947), su obra más reconocida, ambientada en Belice; ambas fueron traducidas al inglés y al francés. El Gobierno de El Salvador le otorgó en 1948, un premio literario, por su obra Hombres contra la Muerte.
La prosa de Espino ha sido descrita como "valiente y audaz" por atreverse a romper mitos acerca del pasado indígena. En general, el objetivo primordial siempre es dar a conocer a los salvadoreños la cultura de los antepasados y demostrar que pueden retomarse costumbres y tradiciones. Expresó en varias ocasiones que su mayor sueño fue el de educar a los indígenas que aun existían para que se integrasen a la sociedad moderna, fomentando así sus aportes a la cultura.
No suelen hacerse comparaciones con su hermano por la profunda diferencia de estilo entre ambos; sin embargo, existen ligeros puntos en común, por ejemplo la forma detallada de describir cada elemento percibido por medio de metáforas y símiles. A pesar de haber crecido juntos, Miguel era mucho más realista que Alfredo, viendo el mundo (y describiéndolo a través de la literatura) de una forma más real y palpable, como reflejo inequívoco del pasado.
Expresó reiteradamente su profunda admiración por Alberto Masferrer, al cual calificaba de maestro, dándole el apelativo de "Apóstol de la armonía social en El Salvador"
En 1951, debido al daño que le causó un derrame cerebral, tuvo que poner fin a su carrera literaria, evitándole acabar su novela inspirada sobre el caudillo centroamericano Francisco Morazán. Su familia lo trasladó a México, donde permaneció retirado los últimos años de su vida.
En su honor, la Universidad "Dr. José Matías Delgado" organiza anualmente una semana de la lectura literaria con el nombre de Espino, enfatizando el valor de la lectura para la educación, tal como en su momento lo habría fomentado el escritor. Dicha celebración incluye presentación de nuevos textos, representaciones teatrales, exposición de pinturas y diversos talleres para nuevos escritores. Además, se organiza un congreso centroamericano de escritores.

 Arturo Ambrogi 
(San Salvador, El Salvador, 1874 - id. 1936) fue un escritor y periodista salvadoreño, considerado uno de los fundadores de la literatura salvadoreña, junto con Francisco Gavidia y Alberto Masferrer y uno de los representantes del costumbrismo en Centroamérica. Era hijo de un inmigrante italiano. A los 16 años de edad, conoció a al poeta nicaragüense Rubén Darío. Trabajando como periodista, viajó en su juventud, por Europa, Suramérica y el Lejano Oriente; en sus viajes por el Cono Sur conoció al escritor uruguayo José Ingenieros. Ambrogi cultivó la narrativa costumbrista y fue influenciado por el romanticismo español y el modernismo hispanoamericano. En sus cuentos y crónicas quiso plasmar por escrito todos los aspectos tradicionales de la vida campesina salvadoreña. Sus obras publicadas son: "Cuentos y Fantasías" (1895), "Máscaras, Manchas y Sensaciones" (1901), "El Libro del Trópico" (1907),"Sensaciones del Japón y de la China" (1915) y "El Jetón" (1936).

ROBERTO ARMIJO
Nace en Chalatenango el 13 de diciembre de 1937 y muere víctima de cáncer el23 de Marzo de 1997.Publicó desde 1956; su obra está marcada por un lirismo íntimo; en otras diciplinas del pensamiento sí se complica con la inmediata realidad. Ahí están sus ensayos literarios como uno realizado sobre Ruben Dario y otro que realizo junto a Rodriguez Ruiz sobre Francisco Gavidia. También escribió teatro. Apareció en "De Aquí en Adelante" (Muestra poética de cinco poetas salvadoreños). Fue profesor de la Universidad de Paris en literatura Latinoamericana.

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